Son numerosas las personas que buscan ayuda debido a su baja autoestima, a sentirse menos que los demás aunque no exista una razón aparente que lo justifique.
Son personas que al margen de su capacidad, sufren y se sienten infelices porque su constante estado de carencia, de no ser suficiente, limita sus acciones y genera el deseo de evitar exponerse ante los demás.
Son personas que se sienten pequeñas, fracasadas, limitadas e inferiores y con tendencia a la introversión.
Al no saber valorar quienes son y lo que tienen, suelen ser admiradores de las virtudes y posesiones ajenas. Viven egocentradas en sus limitaciones y sufren de un exagerado temor al fracaso. Temor sobredimensionado, que en muchas ocasiones las lleva a la pasividad, a la no acción.
Suelen ser personas susceptibles que tienden a interpretar las actitudes de los demás como rechazo o falta de interés. Les cuesta tomar decisiones y tienden a buscar apoyo y a generar dependencia de los demás.
Cuando ocupan cargos directivos, muchas de ellas abusan de su autoridad y les delata la tendencia a destacar los defectos externos para resaltar su propia imagen.
Sin darse cuenta, generan un círculo vicioso, al sentirse inferiores actúan de manera insegura lo que provoca que los demás los consideren menos y eso contribuye a aumentar su complejo.
En estos casos, la familia suele ser el primer factor determinante de complejos, teniendo en cuenta que hasta los 8 años la familia forja el 90% de los criterios personales con el ejemplo, la sobre protección, falta de apoyo o la falta de reconocimiento y constantes reproches o bien, el exceso de exigencia, van forjando dicha fragilidad. Porque cuando un niño no se siente valorado, querido o respetado su personalidad se torna frágil e insegura.
En la escuela también puede generarse el complejo de inferioridad pues los niños tienen una gran capacidad de mofarse de los defectos ajenos y sin saberlo, puede generarse un problema de autoestima.
Por otro lado, no cumplir lo cánones estéticos marcados, hace muy vulnerables a los adolescentes que si no saben adaptarse, pueden construir también dicho sentimiento.
Como defensa, una persona con baja autoestima, puede mostrar inhibición o bien, compensar su carencia mediante acciones compensatorias como:
1 Suprimir el defecto (p.e adelgazar para que no ser rechazado)
2 Compensar el supuesto defecto destacando un plano diferente (p.e no se me dan bien las mates pero si la gimnasia)
3 Mostrar un falso sentimiento de seguridad para ocultar sus miedos (p.e pretende mostrar que son más que los demás)
¿Cómo superarlo?
- Comprender el origen del problema de autoestima y desarticular los mecanismos psicológicos que lo refuerzan.
- Evitar la comparación con los demás y la tendencia a pensar que los demás son mejores.
- Buscar el lado positivo de las cosas por pequeño que sea.
- Llevar a cabo una labor de autoconocimiento que nos permita conocer aspectos positivos y también negativos.
- Ser más justos con nosotros mismos y más allá de nuestros defectos poder ver nuestras virtudes.
- Apoyarnos en nuestras virtudes y talentos.
- Aceptarnos tal cual somos, con nuestras virtudes y defectos.
- Saber recibir reconocimiento de los demás sin devaluarnos a nosotros mismos o la meta conseguida.
- Saber también darnos reconocimiento cuando conseguimos una meta, no pensar que ha sido por una cuestión de azar o facilidad
- Ponernos metas reales.
- Trabajar la asertividad y habilidades sociales.
- Crear nuevas pautas de autovaloración y de comportamiento.
Y tu, ¿Qué tal andas de autoestima?
Para más información, puedes escribirme a nuria@propulsat.com.