No encaixo, es un relato corto que fue publicado el 16 de Enero de 2023 escrito por mí e ilustrado por Mònica Ramoneda.
El objetivo de este libro es transformar la perspectiva de aquellos niños y niñas que sienten que no encajan con su entorno, identificar lo que sienten, poder normalizarlo y proporcionar sencillos recursos que les ayuden a adaptarse mejor sin dejar de ser ellos mismos.
Este libro incluye el siguiente anexo dirigido a padres, madres y educadores.
Si un día alguien decide pasearse por la calle con unos calzoncillos en la cabeza, le tildarán de loco, pero si todo el mundo lo hace, será considerada algo normal, ya que parece que lo «normal» es lo que hace la mayoría. Pero, ¿qué ocurre cuando tu hijo o hija es diferente al resto? ¿Si hace y le gustan cosas que no gustan a esta mayoría? En este contexto, pueden suceder dos cosas: que los padres y el entorno escolar lo respete y lo permita o que pretendan que lo cambie y se adapte al resto.
Tal y como decimos en este relato, «nuestras diferencias son lo que nos hace especiales» y no sólo eso, nuestras diferencias también son lo que aporta diversidad a la sociedad y al mundo. Las diferencias entre individuos son lo que está detrás de los cambios más importantes, de los avances, de los descubrimientos y, también, de las revoluciones. Nuestras diferencias y diversas formas de pensar y ser son las que han propiciado y propician la evolución de las monótonas y grises multitudes.
Cuando observamos que nuestro hijo o hija no encaja, un punto de partida importante es observarnos a nosotros mismos: ¿nos comparamos demasiado con los demás? Si no encajamos con nuestro entorno, ¿esto nos hace sentir mal? La forma en que nosotros reaccionamos ante esta situación impactará directamente en cómo lo harán nuestros hijos o hijas. La tendencia sobre proteccionista de muchos padres les lleva a preocuparse en exceso cuando ven que su hijo o hija tiene pocos amigos, por eso, ante todo, es importante observar detenidamente, ya que lo que a nosotros puede parecernos preocupante, puede que nuestro hijo lo viva con cierta indiferencia y despreocupación.
Lo primero que necesita nuestro hijo o hija es unos padres presentes, unos padres que le escuchen, que le entiendan y fomenten la comunicación. Esto ayudará a normalizar las emociones de nuestro hijo o hija y desarrollar su tolerancia a la frustración. Si a tu hijo o hija no le han invitado a una fiesta de cumpleaños, necesitará tu apoyo, pero no te lamentes ni juzgues negativamente, evita alimentar su malestar y mostrar enfado porque la forma en que tú gestiones esta situación le servirá de aprendizaje y referencia a la hora de afrontarlo él mismo. Normalizarlo, no darle más importancia e incluso explicar que a nosotros también nos pasó en su momento, ayuda a que nuestro hijo o hija lo alivie, lo ordene emocionalmente en su interior y no le dé mayor importancia de la que toca.
Sentirnos excluidos durante la infancia no siempre es malo porque nos ayuda y da la oportunidad de construir recursos emocionales que nos protegerán y ayudarán posteriormente a adaptarnos mejor al entorno social. Esta oportunidad de aprendizaje proporciona la posibilidad de mejorar las habilidades sociales y reforzar todo aquello en que nuestro hijo o hija tiene traza, nuestras diferencias no sólo nos hacen especiales sino que también son la cuna de nuestros talentos. Porque los talentos emergen de aquellos aspectos que nos fluyen sin un esfuerzo extra y de forma natural. Por tanto, cuando no permitamos o no respetamos la diferencia de nuestro hijo o hija, eclipsamos las habilidades innatas que, en un futuro, les distinguirán de otras personas. Cuando no permitimos o respetamos su diferencia, estamos rechazando a nuestro hijo o hija tal y como es espontáneamente y, por tanto, generando un impacto negativo en su autoestima, en la percepción de uno mismo y en el sentimiento propio de valor personal.
Por otro lado, si nuestro hijo o hija se siente rechazado por un niño o por un grupo, puedes hacerle saber que si no es aceptado, mejor no insistir, ya que hay muchos más niños que pueden ser los sus amigos. Lo importante es que sepa y entienda que deben aceptarlo tal y como es, deben respetarlo y tratarlo bien, y que no debe permitir faltas de respeto.
En definitiva, acoge incondicionalmente su diferencia, no la juzgues negativamente por no ser aceptado. Entiende, déjale ser él sin forzarle a hacer cosas que no quiera hacer por el hecho de encajar y ofrécele alternativas de ocio que amplíen las posibilidades de conocer a otros niños o niñas con gustos similares.
Si un día viene tu hijo o hija y te dice que se siente apartado y no le dejan jugar, anímale a que te lo cuente, dale confianza para hablar de ello, evita que se sienta culpable por este motivo y quiera modificar su conducta para agradar. Lo importante es que sea capaz de construir su espacio sin dejar de ser él mismo.
Por tanto, si la situación no es grave, es aconsejable dejar que nuestro hijo o hija lo resuelva, ser prudentes y no meterse de por medio, es la mejor de las opciones porque eso les servirá de aprendizaje para poder lidiar con futuras situaciones conflictivas a lo largo de su trayectoria personal y profesional.
Es importante que nuestro hijo o hija entienda que no hay nada defectuoso en él que haya provocado ese rechazo y que a lo largo de su vida se encontrará con personas con las que encajará y con las que no y que esto no lo hace mejor ni peor, simplemente le hará más consciente de la diversidad existente.
Vivimos en un mundo contradictorio que no resulta fácil de entender por qué por un lado se busca ser único, inigualable y diferenciarse de los demás y por el otro se busca encajar en los patrones sociales predominantes, de ahí que sea tan importante que ante todo, nos observemos a nosotros mismos y en cómo reaccionamos subjetivamente al hecho de no encajar con nuestro entorno, porque la manera en que lo vivamos marcará la emoción predominante con la que lo viva nuestro hijo o hija.