Seguramente durante tu proceso de búsqueda de empleo has descartado alguna oferta de trabajo pensando que no estás preparado, que no sabes lo suficiente, que te falta formación pero, ¿Te has parado a pensar si eso es realmente así?
Nuestras creencias son afirmaciones, juicios y evaluaciones sobre nosotros mismos, los demás y el mundo que nos rodea. Por ejemplo “los hombres no lloran”, “el trabajo dignifica”, “el dinero solamente se logra cuando trabajas duro”.
El problema aparece cuando éstas limitan tu potencial y posibilidades de éxito.
Por ejemplo, una creencia potenciadora es “se me da bien hacer entrevistas de trabajo” y una limitante es “las entrevistas de trabajo se me dan fatal”. El resultado de creernos una cosa o la otra es bien diferente. En el primer caso, proyectas seguridad, entusiasmo, una imagen proactiva con un discurso fluido e interpretas el transcurso de la entrevista con positivismo. Mientras que en el segundo, proyectas inseguridad, incomodidad, poca fluidez a la hora de expresarte y, seguramente, interpretes muchas de las señales del entrevistador negativamente confirmando así, que efectivamente, no sabes hacer entrevistas.
En realidad, las creencias no son ni verdaderas ni falsas, pero si limitadoras o potenciadoras. Y esto último es lo que nos debe de importar, pues las limitantes son las que están condicionando nuestras posibilidades de éxito.
En este sentido, creo que para conseguir avanzar en tu carrera profesional, necesitas cultivar tus creencias potenciadoras e identificar y desarticular aquellas creencias que limitan tu potencial, te hacen sentir mal, dañan tu autoestima y son un obstáculo para conseguir tus objetivos.
Y tú, ¿Sabes ya cuales son aquellas creencias que te están limitando?
Si estás interesado en trabajar tus creencias, pide información en nuria@propulsat.com
